Hay una cosa que todo el mundo debería tener claro a estas alturas: la necesidad de completar la pensión pública a través del ahorro privado. La viabilidad del sistema de pensiones públicas no está ni mucho menos asegurada y es necesario encontrar otras fórmulas de ingresos.
El mercado ofrece infinidad de alternativas de ahorro a largo plazo para la jubilación, pero no todas son igual de interesantes. Estos son los productos enfocados a este objetivo que las entidades financieras suelen ofrecer y sus males ocultos.
Planes de Pensiones (PP)
Los planes de pensiones son productos diseñados para ahorrar de cara a la jubilación. A los bancos les gusta ofrecer este producto a final de año, en campaña. Pero cuidado: es ilíquido y se queda en sus cuentas. Todo ventajas para la entidad pero… ¿para el cliente?
Esas campañas se apoyan en las “aparentes” ventajas fiscales de los planes de pensiones y en su idoneidad para ahorrar pensando en completar la pensión. ¿Te sientes tentado a invertir en un plan de pensiones?
Considera estas tres cosas antes de responder:
- Su fiscalidad al rescate es catastrófica.
Aunque es cierto que las aportaciones a planes de pensiones son deducibles fiscalmente, al jubilarse se declaran como rendimientos del trabajo. Por esto podrías pagar, en el futuro, más impuestos de los que inicialmente consigas ahorrar.
- Su rentabilidad es escasa.
Generalmente, los planes de pensiones presentan unas comisiones de gestión más elevadas que los fondos de inversión y con una gestión que deja bastante que desear. Hay honrosas excepciones como los planes de pensiones Fibanc o Bestinver, entre algunos otros.
- Otro inconveniente de los planes de pensiones es su falta de liquidez. El dinero que ahorres no podrás recuperarlo hasta que te jubiles.Solo se puede recuperar antes en casos excepcionales, que no se los deseamos ni a nuestro peor enemigo: paro, invalidez…
Al respecto del plan de pensiones dos de nuestras consideraciones:
- Si no lo tienes, no lo contrates.
- Si lo tienes, no aportes un céntimo más.
De estas dos consideraciones sólo estás exento si ganas más de 50.000 euros/año; en cuyo caso, es una herramienta fiscal decente en la renta anual. Aunque no tenemos claro que compense existiendo otros productos.
Plan Individualizado de Ahorro Sistemático (PIAS)
Es la gran estrella en la planificación de la jubilación. En el mercado no hay muchas opciones ya que en principio quedó en manos de las aseguradoras y los bancos no entraron en su comercialización, anclados en los viejos planes de pensiones. Sin embargo, la película está cambiando y los bancos quieren su parte del pastel. Probablemente aflorarán PIAS de todos los colores, pero hay que tener cuidado a la hora de elegir el bueno. Normalmente se vende como producto de inversión a 5 o 10 años, cosa que nosotros desaconsejamos totalmente ya que el fin del PIAS es cubrir la jubilación.
Las tres características principales del PIAS y que le hacen ser la estrella son las siguientes:
- Es completamente líquido. Lo ideal es llevarlo a la jubilación, pero si surge algún imprevisto en pocas horas el dinero está de vuelta en la cuenta corriente.
- Es un producto de seguro. Se designa un beneficiario y la compañía en caso de fallecimiento abona directamente el importe al mismo.
Por regla general, además, en caso de fallecimiento las cantidades aportadas están aseguradas, de forma que no se pierde un duro de lo invertido.
- La fiscalidad es espectacular pudiendo llegar al 1,44% en función de la edad de rescate del tomador. Ver cuadro adjunto:
Conclusión
El PIAS es el más ventajoso en el caso de elegir una pensión privada porque tributa como renta del ahorro y, adicionalmente, se puede beneficiar de deducciones para reducir la tributación hasta un 1,44%. Así pues, el PIAS es muy interesante para los capitales medios y bajos, los autónomos y para aquellas personas que no perciben retribución del trabajo o de actividad profesional.
Por otro lado, los planes de pensiones permiten retrasar la tributación a cuando se jubilen.
Para mantener el nivel de vida, en este caso, la combinación más ventajosa fiscalmente es aportar al año 10.000€ al plan de pensiones y 8.000€ al PIAS. Aunque esto está condicionado a la capacidad de ahorro de cada uno ya que no todo el mundo puede ahorrar 18.000 euros/año. Si hay que elegir, y no eres capaz de ahorrar esa cifra, no lo dudes: hazte un PIAS.