Dejamos atrás la última semana del año en la que prácticamente la totalidad de los principales índices bursátiles a ambos bandos del atlántico ha registrado variaciones negativas a excepción del índice británico (FTSE100 +1,25%), una vez consolidadas las buenas rentabilidades de los inversores durante este 2017. En Estados Unidos los índices cierran el año en números rojos tras alcanzar máximos históricos (DOW JONES: -0,91% y S&P 500: -0,26%), mientras que en Europa han seguido la misma tendencia que en la primera economía mundial (EUROSTOXX 50: -1,39%; DAX: -1,19%; IBEX: -1,36%). Cabe destacar particularmente el comportamiento experimentado por el índice de Turquía, anotándose una subida en este periodo de un 3,04%.
En Estado Unidos, tras la aprobación de la reforma fiscal propuesta por el presidente Donald Trump, se discutirá en el congreso otras cuestiones importantes para el devenir de la economía americana como son el gasto público que se destinará en el 2018 y las cuestiones relativas al sistema de inmigración. Por lo que habrá que prestar especial atención al curso de las negociaciones entre demócratas y republicanos que se llevarán a cabo en el Congreso, en las que Trump intentará conseguir cumplir algunas de sus promesas electorales como pueda ser la construcción del muro en la frontera con México.
En Europa, entramos en un año de normalización monetaria, en la que se espera que en septiembre de este año se finalice el programa de compra de activos ya que como han declarado algunos miembros del BCE no se extienda más allá de esta fecha, gracias al buen comportamiento que han experimentado las economías europeas con las políticas monetarias ultraexpansivas del BCE. Habrá que ver cómo reaccionan las economías ante la retirada de los estímulos monetarios a finales del año, arrojando cierta incertidumbre sobre los mercados.
Mientras que en Asia, la economía del “gigante Chino” muestra cada vez más signos de agotamiento a pesar de los esfuerzos del Gobierno por reorientar el crecimiento basado en el consumo interno, cambiando el modelo económico orientado hacia el sector exterior y apoyado en un crecimiento conseguido a base de deuda que ha tenido la economía china durante tantos años. Para intentar remediar esta situación, está adoptando medidas poco convencionales como la exención del pago del impuesto de sociedades a empresas extranjeras que decidan reinvertir sus beneficios en la propia economía, lo que también puede provocar la acumulación de más deuda por unos ingresos fiscales menores y a su vez un mayor déficit público