Cada vez son más los ahorradores, que han pasado de tener el dinero en depósitos que les rentaban un buen interés sin ningún tipo de riesgo; a tenerlo en su cuenta corriente.
El razonamiento en estos casos siempre es el mismo: no gano nada, pero al menos tampoco lo pierdo.
Pero, ¿están seguros de que no pierden nada?
En un escenario como el actual, donde los tipos de depósito están en negativo, y además comienza a haber perspectivas de inflación, el valor de nuestro dinero en la cuenta corriente cada vez será menor. Es decir, si los precios van subiendo, y mi liquidez no me genera al menos un interés, superior al de la inflación, mi poder adquisitivo desciende.
Es por ello, que nuestro consejo en estos casos, es que estamos en un ciclo económico, donde los ahorradores deben plantearse el dar el salto a convertirse en inversores, para poder recuperar poder adquisitivo.
El hecho de ser inversor, no supone para nada, el asumir un riesgo desmedido. Lo más importante en estos casos, es conocer bien el perfil de riesgo que se está dispuesto a asumir.
Incluso para perfiles de riesgo muy bajos, se puede conseguir, a través de una cartera de inversión bien diversificada, que a largo plazo, nuestro dinero nos vaya generando rentabilidades positivas y superiores a la inflación, que sería el principal objetivo.
Lo más recomendable, es que, al igual que cuando nos duele una muela, acudimos al dentista; cuando tenemos dudas o desconocimiento de cómo actuar con nuestro patrimonio, nos pongamos en contacto con un profesional del sector, que pueda ayudarnos a configurar una cartera sólida, en base a nuestro perfil de riesgo.