Tal y como le ocurre a un adicto al juego, a las drogas e incluso al trabajo, una de las claves para empezar a poner en orden nuestras finanzas personales pasa por darnos cuenta de que necesitamos ayuda. Evidentemente, quien está en un agujero económico, atrapado por múltiples deudas y corriendo lo que Robert Kiyosaky denomina como “La carrera de las ratas” tiene un problema. Sin embargo, no es necesario llegar tan lejos para buscar asesoramiento en la figura primero de un planificador financiero y de un asesor financiero después.
Estos son cinco elementos que nos pueden indicar que tenemos un problema en mayor o menor medida respecto a nuestro dinero y nuestro patrimonio.
No conoces tus flujos de caja. En otras palabras, no sabes cuáles son tus ingresos ni tus gastos. Lo más habitual es tener localizadas las fuentes de ingresos, pero no así la de gastos. Si no eres capaz de decir en menos de diez minutos cuánto dinero ganas, cuánto gastas y cuánto ahorras o cuánto te sobra, plantéate que necesitas sentarse a repasar tu situación financiera.
Tienes tarjetas que ni siquiera sabes para qué sirven. Esto no tiene por qué ser un problema en sí mismo, pero sí que denota un descontrol financiero que conviene ‘atacar’.
Te llegan recibos que ni siquiera conocías. Anualmente te llegan con el extracto bancario recibos de seguros y servicios que no sabías que tenías y que ‘juras’ que eliminarás al año siguiente. Lo mismo se puede aplicar a tu factura de teléfono cargada de extras que nunca utilizas pero que tampoco terminas de dar de baja.
No ahorras o no sabes si ahorras. Sabes que llegas a final de mes, que algunos meses sobra más dinero que otros pero a partir de ese punto “el mañana es un misterio”. Si es así, conviene que ordenes tus finanzas con un presupuesto o que busques ayuda para conseguirlo.
Uno de los puntos clave que dejamos para el final porque suele ser consecuencia de todo lo anterior. A fin de cuentas, quien no dispone de una vida financieramente ordenada difícilmente tiene dinero para invertir y si lo tiene, difícilmente hace uso de él en ese sentido o de la forma que debería.
Si cumples con una o varias de estas premisas puede ser el momento de pararte a pensar en tu futuro económico y buscar un planificador financiero que te ayude a poner en orden tus cuentas y te guíe en el camino de la estabilidad financiera.