¿Qué ha ocurrido en el 2015?
Este año 2015 ha venido marcado por una alta volatilidad y dos escenarios de mercado muy diferenciados entre sí. Por un lado hemos vivido una primera parte del año (concretamente hasta el mes de mayo) en la cual los mercados experimentaron fuertes subidas; esto es, que la volatilidad se redujo y un escenario de relativa tranquilidad caracterizó la compra de activos.
La principal causa de que se consolidara este escenario tan positivo fue la excepcional intervención del BCE: Mario Draghi anunció un paquete de medidas de estímulo que incluía la rebaja de tipos de interés de depósito a las entidades financieras, así como un ambicioso plan de compra de activos que se prolongaría hasta 2017. Por fin teníamos nuestro QE en Europa y ello hacía que se disparasen como un resorte las bolsas internacionales, y muy especialmente las europeas.
A partir de mayo se produjo un cambio radical en el comportamiento de los mercados: la volatilidad aumentó notablemente y con ello el nerviosismo de los inversores. Se sucedieron fuertes caídas en todos los activos (renta fija, renta variable…) y se generó con ello una importante desconfianza hacia los activos de riesgo.
¿Motivos para que se diera este brusco cambio de escenario? Se dieron varios. Por un lado, la tensión resultante de las dificultades de Grecia para hacer frente a sus deudas. Hubo que negociar in extremis un tercer rescate, pero antes de conseguirlo el país pasó por un corralito, situación de la que se derivó cierto pánico en los mercados.
También China sumó tensión al mercado, y ello debido a varias devaluaciones consecutivas de su moneda (el yuan), así como a unos datos de crecimiento que quedaron por debajo de lo esperado, tratándose del gigante asiático. En este caso las caídas y el miedo fueron todavía mayores que durante la crisis griega.
Finalmente, y aunque en menor medida, empezó a cobrar fuerza la posibilidad de que la FED subiera los tipos de interés, dando con ello por finalizado su QE. Ante esta posibilidad, el mercado reaccionó también con miedo, dado el temor a que la decisión fuera algo precipitada.
Por suerte, estas tres situaciones de inestabilidad acabaron por equilibrarse, al menos temporalmente, de modo que asistimos a un acuerdo para un tercer rescate en Grecia y fuimos testigos de una mejora de los datos macroeconómicos en China y de un aplazamiento a diciembre de la subida de tipos por parte de la FED. Todo ello ayudó a darles cierta estabilidad a unos mercados muy castigados, iniciándose así una nueva senda de recuperación.
Durante el último tercio del año han vuelto a elevarse las volatilidades a niveles cercanos a los del pasado verano; así, hemos vuelto a albergar ciertas dudas respecto a la evolución de los mercados, acrecentadas, especialmente, por el desplome del petróleo y demás materias primas.
En cuanto a la FED, finalmente ha subido los tipos de interés (25 puntos básicos), dando con ello un mensaje de mejora real en la economía, algo que los mercados han recibido muy bien, con importantes cotizaciones al alza.
¿Qué podemos esperar entonces del 2016?
En líneas generales reconocemos que todavía habrá que afrontar algunas situaciones de vulnerabilidad en la economía mundial; sin embargo, creemos que los riesgos de cara a 2016 tenderán a aminorarse, siendo probable que el crecimiento mundial se sitúe en los entornos del 3%.
Uno de los factores que, a nuestro juicio, aún no está descontado en el precio (y que puede suponer uno de los alicientes de cara al próximo año), es el beneficio de la bajada de los precios del petróleo. El impacto inicial suele ser negativo, ya que se produce un descenso de las inversiones, así como una incertidumbre sobre la coyuntura económica, pero con el tiempo los efectos son siempre positivos, ya que un período prolongado de precios bajos en las materias primas contribuye a mantener la laxitud de la política monetaria.
- CHINA: esperamos mejores noticias procedentes de China en 2016, que tengan como consecuencia una mejora en el sentimiento general respecto a la actividad mundial. Además, en todo lo concerniente al contexto de mejora del gigante asiático, también estamos observando cómo el estímulo político de inversiones se está haciendo notar; de hecho, la economía está empezando a estabilizarse e incluso a acelerar.
- EEUU: prevemos en este caso tres alzas en los tipos de interés de cara al año 2016, con lo que el rendimiento de la renta variable norteamericana debería ser inferior al que hemos visto en los últimos años, a favor de la renta variable europea. La explicación es sencilla: con unos tipos de interés más altos, productos como los bonos y demás renta fija comenzarán a ser más atractivos. Con respecto al PIB, se espera una tasa de crecimiento anual del 2,6%.
- EUROPA: prevemos que el PIB crecerá en 2016 a un ritmo superior al de 2015, algo que, junto a la subida de tipos en EEUU, podría hacer que el rendimiento de la renta variable europea sea muy positivo. El crecimiento debería verse impulsado, entre otras razones, por la reducción de escollos fiscales, los bajos precios del petróleo, el menor desempleo, la relajación de la política monetaria y la flexibilización cuantitativa del BCE. Respecto a la renta fija, a nuestro juicio, los bonos de los países periféricos seguirán beneficiándose de la extrema laxitud de la política monetaria del BCE, que, como hemos visto en la última reunión, apuesta por una ampliación del QE, escenario que también afectará positivamente al conjunto de bonos europeos.
- MERCADOS EMERGENTES: el nerviosismo que ha provocado la posibilidad de que la FED suba tipos ya en este mes de diciembre resulta difícilmente justificable: el efecto en las economías emergentes de una eventual subida de los tipos de interés por parte de la FED debería ser mínimo, por lo que de sólo durante los primeros meses del próximo año podríamos observar cierto nerviosismo en estos mercados: a medida que avance el año la situación debería estabilizarse.
- MATERIAS PRIMAS:
- PETRÓLEO: La guerra de precios entre los productores de la OPEP, guerra que se suma a la que se da entre productores convencionales y no convencionales (OPEP vs EEUU), está abocada a intensificarse a medida que Irán se incorpore al mercado global de la energía. Esto mantendrá los precios del petróleo en niveles bastante moderados. El mercado del petróleo podría estar entrando de nuevo en un período de precios competitivos similar al del período 1986-2004, cuando 50 $ por barril podía perfectamente marcar un límite máximo. Valoramos un rango de precios para los próximos meses entre 30 – 50 $.
- ORO: Continúa el estímulo monetario del BCE y el BoJ, pero no de la FED (conviene recordar que el precio del oro se expresa en USD). Esto apunta a la siguiente dinámica: oro estable o con tendencia a la baja en términos de USD y una tendencia al alza del precio del oro frente al EUR y al JPY, lo que significa que el USD debe apreciarse frente al EUR y el JPY.
Por todo lo expuesto, observamos una mejora de la situación económica global, de modo que consideramos que el actual nerviosismo en los mercados es exagerado; asimismo creemos que, a medio plazo, las bolsas empezarán a valorar de manera favorable las perspectivas y escenarios que hemos comentado aquí.