Cuando hablamos de las ventajas de los fondos de inversión, siempre solemos hacer hincapié en la diversificación o el ahorro en costes que ofrecen este tipo de productos, frente a las carteras de inversión convencionales.
Sin embargo, hay otra ventaja de los fondos de inversión, que suele pasar desapercibida a los inversores, y que no es otra que el acceso sencillo a una gestión profesional.
Es decir, cuando un inversor compra acciones para su cartera, no deja de ser el mismo su propio gestor y aunque tenga un asesor particular que le ayude con la toma de decisiones, muchas veces no dispone de todas las herramientas para poder tomar la decisión más adecuada.
Sin embargo, al contratar un fondo de inversión, de manera indirecta estamos contratando los servicios de todo un equipo gestor, como son los profesionales que llevan la gestión del fondo. Lógicamente, al tratarse de gestores profesionales, su dedicación al desempeño del fondo, será plena y exclusiva.
De esta forma, un inversor que contrata un fondo de inversión, está delegando la gestión, por lo que puede estar mucho menos pendiente del mercado, y dedicar su tiempo a otras actividades, algo que no podría hacer si asume personalmente la gestión.