El mensaje antieuropeista de Theresa May, sufrió un duro revés la semana pasada, tras el varapalo electoral que recibió la actual Primera Ministra.
Nada más lejos de lo esperado por una May, que buscó ampliar sus apoyos de cara a generar una mayor posición de fuerza con la que negociar el Brexit en la Unión Europea. Sin embargo, la jugada le ha salido mal, quizás por un exceso de soberbia o simplemente por haber calculado mal sus posibilidades.
Lo cierto es, que May sale de las elecciones sin la mayoría absoluta que buscaba, y con un parlamento muy divido, donde el gran triunfador ha sido el laborista Jeremy Corbin.
Según los datos, los votos a favor de May se han seguido manteniendo e incluso aumentando en aquellas zonas donde el mensaje atieuropeo había calado más desde el principio, pero han sido votos insuficientes para lograr el objetivo que buscaba May.
De momento, la Primera Ministra ha descartado dimitir tras el golpe electoral, contrariamente a lo que hizo su antecesor en el cargo David Cameron tras la votación del Brexit, y ha declarado que tratará de formar gobierno. Sin embargo, parece que ese efecto de “fortaleza” que buscaba, se ha tornado en todo lo contrario, dando la sensación de que la tendencia antierupea que parecía crecer en el Reino Unido, al menos se ha frenado.